Está claro que el común de los mortales no besamos tan extensa y apasionadamente. Sin embargo, hay besos que gracias a artes como el cine o la fotografía consiguen ser eternos. El mejor ejemplo es sin duda la imagen más famosa de este acto: El Beso en Times Square.
Fueron no uno, sino dos fotógrafos quienes el 14 de agosto de 1945, día en que terminó la II Guerra Mundial con el triunfo de Estados Unidos, tomaron la instantánea. Alfred Eisenstaedt y Victor Jorgensen se encontraban en la intersección de la séptima avenida con Brodway cerca de las seis de la tarde. Cámara en mano, ambos se encontraban allí con motivo de las movilizaciones producidas por victoria del pueblo americano en dicho conflicto bélico, a pesar de que aún no fuera oficial.
Entre todos los presentes, un joven marinero llamaba la atención por encima del resto. La euforia que sentía le empujaba a besar en los labios a cuantas mujeres encontraba a su paso. No importaba si eran jóvenes, mayores, guapas, feas, altas, bajas, esbeltas o robustas. Eisenstaedt y Jorgensen se percataron de tan excéntrico comportamiento, por lo que no le perdieron de vista. Pero no fue hasta que se cruzó con la enfermera coprotagonista de la imágen cuando ambos reporteros gráficos decidieran captar desde distintos encuadres el icónico instante.
Así contaba Alfred Eisenstaedt la experiencia: “En Times Square durante el día de la victoria, vi a un marinero a lo largo de la calle que agarraba a todas y cada una de las chicas que se ponían a su alcance. Tanto si pudieran ser su abuela, fueran altas, delgadas o viejas, no hacía distinción. Fui corriendo atrás mirando por encima del hombro con mi Leica pero ninguna de las tomas que hacía me agradaba. De repente, como un destello, vi algo que se me grabó. Me di la vuelta y capturé el momento justo en que el marinero besó a una enfermera. Si ella hubiera llevado un vestido oscuro jamás me habría dado cuenta. Nunca habría disparado la toma, o si el marinero hubiera llevado uniforme blanco, lo mismo. Realicé cuatro tomas. Fue en apenas unos segundos.”
La foto de Alfred Eisenstaedt, publicada en la revista Time, adquirió gran fama y llegó a convertirse en un icono del S.XX. Mientras que la imagen tomada por Victor Jorgensen apareció en el New York Times. Esta última, menos conocida, pertenece al Gobierno de los Estado Unidos puesto que Jorgensen era fotógrafo de la Marina.
Puede ser el beso más famoso, pero sin duda, hay besos no tan conocidos que merecen ser inmortalizados de la misma manera. Imagen Fotógrafos cumple esa función en los momentos especiales de tu vida, como puede ser tu boda. Si quieres que te acompañemos y hagamos de tus recuerdos un tesoro en papel, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.